lunes, 21 de octubre de 2013

Fuera de lugar

FOTOGRAFÍAS DE PETROS CHRISOSTOMOU 

petros chrisostomou

La atmósfera generalizada en el arte, la ciencia y la filosofía de esta década está presidida por la sensación de interludio, como si lo urgente en estos momentos fuese resetear un paisaje ideológico en retirada (el de la sociedad de consumo) y allanar el terreno para el advenimiento de un nuevo régimen cultural que desconocemos todavía, pero cuya silueta ya podemos intuir. Tal vez ese futuro que todos esperamos no se presente como una catarsis explosiva, y su despertar sea continuo y silencioso, sin momentos cumbre ni efemérides, con la suavidad y discreción de un sfumato. Quién sabe si el fin del capitalismo no se dará con la criticidad de una metamorfosis de gusano a mariposa, sino con la serena firmeza de una semilla que crece cada día, imperceptiblemente, hasta que un día constatamos: ha crecido un árbol. En cualquier caso, todavía hay suelo que desbrozar y campos que regar. Nuestro tiempo está así presidido por la recreación de las narrativas, desapalancamiento de las rutinas sociales, y la reconfiguración de la mirada.


Como ya hemos comentado, una de las más sabrosas encrucijadas tiene que ver con la objetualidad, cuestión que encarna como pocas la concomitancia absoluta de lo político y lo estético: mientras proliferan experiencias como el “Internet of things” o la reutilización insólita de objetos cotidianos vía reciclaje, conviene  reflexionar los atributos de la “coseidad” y sus implicaciones en los afectos, el reconocimiento, la interactividad física, las reminiscencias, etc. Desde los 90 la mayoría de las narrativas buscaban la desaparición del objeto como red de potencias de interacción (cada cosa es la suma de las propiedades) lo que condujo a una episteme desmemoriada y de frío pragmatismo, adecuada para el sujeto nómada desasido de toda fijación espaciotemporal, y arrojado a un mundo inestable de flujos y procesos.
Las fotografías de Petros Chrisostomou ofrecen un sugerente abordaje de la objetualidad por la vía del surrealismo: sus sofisticadas naturalezas muertas son en realidad trampantojos en los que la fisicidad de la cosa se transubstancia con el sencillo gesto de cambiar de escala su contexto. Lo que vemos en las imágenes no son zapatos o botones gigantes, pues el tamaño distorsionado es el de las habitaciones, que son en realidad maquetas. Con ese sencillo gesto consigue un potente enrarecimiento de la identidad de cada objeto, que con la magnitud que adquieren en sus fotos pasan a ser entidades amenazantes y fantamagóricas, que fuerzan al ojo a mirar de otra manera. Una extraña desfiguración cuyo fin parece ser poner en crisis la relación entre un objeto y su lugar, mediante la aberración del marco habitual fondo-figura para que de su fricción aflore lo que media entre ambos, su coproducción mutua. Todo ello mediante una nueva estética del shock que prolifera gracias a medios como Pinterest, que se están convirtiendo en la realización folk de la relación entre arte y vida que esbozaba “Sensation”, la mítica exposición de Charles Saatchi a finales de los 90, cuya herencia se está mostrando más fértil de lo que muchos previeron en su día.

petros chrisostomou 2

(((Todas las imágenes propiedad de Petros Chrisostomou)))


0 comentarios:

Publicar un comentario

Template developed by Confluent Forms LLC; more resources at BlogXpertise