sábado, 5 de octubre de 2013

Sostenibilismo #2. Sostenibilidad travesti




Los amantes de las expresiones culturales bizarras estamos en éxtasis desde hace un par de días, gracias a la hilarante viralidad que ha conseguido el presunto chalet de Luis de Garrido para Messi: saludable como poco que una disciplina con tan alto concepto de sí misma como es la Arquitectura sucumba a fenómenos tan universales a la sociedad-red como son los fakes y los hoax. Oportunidad magnífica además para conocer gracias a los foros de Marca o Sport cuáles son las ideas sobre arquitectura del gañán ibérico medio, bastante más sensatas de lo esperado: casi todos coinciden en que el chaletón en cuestión es una sobrada, una horterada, una vulgaridad de pésimo gusto y nulo interés arquitectónico. Desde la inauguración del Allianz y el Nido de Pekín, no se escuchaba al hispanistaní medio hablar con tanta pasión sobre arquitectura. Lo asombroso del caso es la temeridad del tal Garrido en su propuesta de un proyecto tan decididamente incorrecto, que a cualquier ojo educado en una ETSA le resultará aberrante: encuentro saludable que haya gente por ahí produciendo ideas tan chifladas como las de la casita de marras, que por lo menos se atreve a pasarse por el arco del triunfo los criterios que el arquitecto medio utiliza para hablar de “buena arquitectura”. Pluralidad divino tesoro (y Alejandro de la Sota revolviéndose en su tumba).

No conocía al tal de Garrido y ha sido todo un descubrimiento para mí: un “visionario” pop a la vieja usanza que se sirve de un discurso pomposo de Esencias, Simbologías y Trascendencias para legitimar sus simpáticos proyectos, que en el fondo divierten por lo que tienen de sinvergonzonería. El caso es que el sujeto en cuestión dirige un curso llamado Máster Avanzado de Arquitectura Sostenible y Bioclimática, lo cual no hace más que añadir leña al fuego a su carisma de “arquitecto de las celebrities”: si algo queda claro en toda esta noticia, es que “lo verde” es decididamente tendencia, e independientemente de su conveniencia ética, la sostenibilidad ha adquirido ya el glamour capaz de persuadir a los bolsillos más pudientes, y estamos ante una de las modas de mayor pegada de los últimos años, a la altura del falso povera de los interiorismos de Prada o Loewe: no les quepa duda de que en los próximos meses las tiendas de Zara utilizarán pallets y acero oxidado como signos de decoración cool, pues la tendencia “decrecimiento” es ya trending topic entre los productores de iconografía para las masas. Este momento histórico es el del nacimiento del Sostenibilismo, o la sostenibilidad travesti mediante gestos epidérmicos. Si naciste sin tetas, siempre puedes ponerte unas de silicona: ya Paul Valery demostró la hondura ontológica de dicha estrategia, que resumió en su insuperable aforismo “lo más profundo es la piel”.



En la página del master bioclimático dirigido por Garrido, aparece fugazmente el proyecto más divertidamente camp del sostenibilismo que haya visto jamás: una pirámide de Egipto recubierta por un “jardín vertical” verde que, como idea energéticamente eficiente, no tiene ni pies ni cabeza. Construir, mantener y regar constantemente un prado sobre los faldones de las pirámides, en una de las zonas menos húmedas del planeta y sin ningún objetivo productivo auténtico, supone el paroxismo de lo sostenible como mero juego de representaciones. Independientemente de lo ecológicamente ruinoso que supondría llevar a cabo un proyecto así, el discurso de Garrido defiende la coherencia de su postura argumentando que se trata ante todo de un trabajo de “símbolos”. Sea como fuere, una de las imágenes explica el funcionamiento hidro-térmico de la pirámide verda, así que quién sabe si me expongo a un oned y su idea es más feliz de lo que pudiese parecer… Sin embargo, la severidad del clima del desierto me hace ser muy escéptico ante la eficacia real de la idea.

El tema tiene más sustancia de lo que parece (apuesto a que el 99% de ustedes lo despachará con un contundente “ese proyecto es una castaña”) porque lo que se cuestiona (o mejor dicho, se reivindica) es la capacidad de las simbologías para producir realidad. Máxime cuando quizás lo más urgente para la sostenibilidad hoy en día, es proveerse de un aparato estético que la haga resultar (parafraseando al gran Xoan Mosquera) sexy. Otro tema es si el tal de Garrido es el visionario llamado a cumplir un  desafío tan trabajoso… La verdad es que viendo el proyecto que tuteló para Messi, nos reservamos al menos el derecho a la duda. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Template developed by Confluent Forms LLC; more resources at BlogXpertise